Crónica y diario evolutivo de una futura mamá que ha pasado por un Linfoma de Hodgkin.
Pensamientos, vivencias y experiencias para compartir.

jueves, 4 de octubre de 2012

Preservacion de la Fertilidad

Recuerdo que desde que tengo uso de razón siempre quise ser madre joven... con joven me refería a no sé... 23, 24 años... una edad que me permitiera disfrutar de mis hijos con salud y sobretodo con ganas. Conocí a mi marido con 16 años, y salimos juntos desde los diecisiete y desde el principio construimos una relación muy solida, fuerte y duradera. Nos parecemos mucho y a la vez somos diferentes, pero son diferencias que nos complementan el uno al otro. En ese sentido no habría sido difícil ser padres jóvenes como era mi ideal, pero entre un trabajo poco estable, una familia con muchos problemas y en definitiva con una vida un poco caótica, no era plan de traer una criatura al mundo, y a la espera del momento ideal para ser papás, me cayó encima el diagnostico de cáncer.

Sentada en la consulta del Dr. Tomás, del centro oncologico MD Anderson de Madrid recuerdo como mi forma de ver la vida y lo que esperaba de ésta dio un vuelco radical mientras me comentaban que una secuela del tratamiento de quimioterapia en mi edad podría ser la esterilidad. No podía venirme abajo por algo como esto, si no podía ser mamá, sería cosa del destino, de la selección natural en la que los débiles nos abrimos paso gracias a los avances médicos... pero el tema de la naturaleza y el hombre es bastante más extenso y creo que se merece su propia entrada en este blog.

El caso es que antes de someterme al tratamiento de quimioterapia con el que comencé la lucha contra el cáncer, me comentaron que había una ayuda que ofrecía la Asociación Española Contra el Cáncer a las jóvenes en mi situación, y gracias a la llamada Preservación de la Fertilidad me pude poner en manos del IVI para hacer un tratamiento de estimulación y extraerme y congelar unos óvulos, por si acaso tras la quimio me quedara estéril. Mis ilusiones en cierto modo estaban a salvo, aunque nadie te aseguraba que una fecundación in vitro funcionase tampoco, pero bueno... ahí teníamos esa posibilidad extra para cuando pasara la tormenta. Siete ovocitos congelados que me daban una pequeña esperanza.

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