Crónica y diario evolutivo de una futura mamá que ha pasado por un Linfoma de Hodgkin.
Pensamientos, vivencias y experiencias para compartir.

martes, 4 de diciembre de 2012

Segundo intento



Siempre pensé que quedarse embarazada no es tan simple. Conozco muchísimos casos de familia y amigos a los que les ha costado mucho llegar a ese fin, y en mi caso con tantas dificultades, un solo ovario, una trompa dañada por un embarazo ectópico no detectado a tiempo, hipotiroidea y después de tratamientos de quimioterapia y radioterapia… bueno, digamos que era plenamente consciente de que la posibilidad de llevar un embarazo a buen puerto era muy remota y jamás hubiese apostado que volvería a quedarme embarazada de nuevo al primer intento. Esta vez ya conocía los síntomas y estaba alucinada esperando la primera falta para hacerme el test de embarazo. .. El mes de julio se me hizo eterno y los típicos malestares de los inicios del embarazo hicieron su aparición, aumento y dolor de pecho, nauseas, malestar,  molestias abdominales, etc.

Llegó agosto y en cuanto vi que al tercer día de falta la cosa seguía  igual, me hice el esperado test de embarazo. Son momentos que recuerdas como a cámara lenta, esperando que aparezca o no la rayita roja… y de nuevo todo volvió a empezar… resultado: una raya muy flojita, flojita… pero rayita. Enseguida identifiqué ese caso con mi anterior embarazo y supuse que la raya era tan flojita porque la hormona era demasiado baja, más de lo normal, y que por lo tanto como la vez anterior y como ya nos habían advertido, era otro embarazo ectópico, así que tan pronto como pude, a mediados de agosto, me planté en mi hospital en la consulta de ginecología para que me confirmara las sospechas y me indicara tratamiento lo antes posible para que no volviera a reventarme la trompa.

Recuerdo estar tranquila en la consulta, en la camilla en plena ecografía y esperando instrucciones, cuando la ginecóloga nos dio la noticia. Efectivamente estaba embarazada, pero esta vez un embarazo uterino, es decir, normal! Un embarazo normal… un embrioncito con su diminuto corazón latiendo… y no daba crédito, miraba a mi marido que tenía la misma expresión de asombro y alegría y por fin de esperanza y desde ese momento di orden mental a todas las células de mi cuerpo de que me cuidasen ese huevito, que por nada del mundo quería perder en ese momento. Y con esa fuerte determinación salí de la consulta confiando plenamente en que esta vez todo saldría bien,  ya solo era cuestión de esperar!